sábado, 23 de mayo de 2009

sigla

La sigla es un tipo especial de abreviatura, sin que esté claro en qué se diferencia una de otra. Originalmente, las siglas (o lo que ahora entendemos por siglas) eran básicamente abreviaturas de nombres propios, por lo que se componían con mayúsculas. Como no siempre eran pronunciables y había que deletrearlas, se amplió la forma de crear siglas mediante los acrónimos, que no sólo tomaban las primeras letras de cada palabra sino también alguna más intermedia para poder formar algo pronunciable: así, en lugar de RNFE tenemos Renfe. Aunque se suele caracterizar el acrónimo por la inclusión letras intermedias, en realidad su razón de ser es permitir la lectura oral; así se define en francés e inglés y así debería definirse en español. Por razones tipográficas, en las siglas se abandonaron los espacios y los puntos, pero no ocurrió lo mismo con otras abreviaturas que se componían igualmente con mayúsculas y que por tanto presentaban el mismo problema.
Actualmente las siglas no se limitan a los nombres propios, sino que también puede expresar un concepto; también es método para formar neologismos, en lo que se ha mostrado extremadamente productivo: ovni, láser, opa, sida... Es un sistema muy conveniente para el lector, que puede captar un concepto en la lectura de una vez, sin necesidad de tener que leer un sintagma completo y a menudo largo (lo cual no justifica el abuso que se hace de ellas).
Las abreviaturas suelen formar el plural añadiendo s o es: Dirs., núms., Dres. Las de una letra lo pueden formar duplicando la letra: pp. Eso se ha aplicado a algunas siglas (en el sentido original del término), como CC. OO., lo que hoy crea incoherencias en el sistema (compárese EE. UU. con URSS), con un híbrido entre sigla y abreviatura que parece difícil de justificar; la tradición tampoco vale porque estamos tratando con fenómenos ortotipograficos nuevos. Puesto que la evolución de las siglas fue sobre todo por motivos gráficos, no parece razonable excluir este caso del proceso y algunos medios de comunicación ya lo han puesto en práctica: EEUU, CCOO, AAPPAA (con espacios finos entre cada bloque, que en una página web no se pueden reproducir).

La formación del plural con duplicación viene a ser una especie de cultismo, como prueba el que muy a menudo se vean usados en singular ( una BBDD es una base de datos, la CCAA de Madrid es una comunidad autónoma) y las incoherencias en su aplicación (BD para base de datos, con plural BBDD, APA para asociación de padres de alumnos con plural AAPPAA). En cierto modo, se podría decir que no es realmente productivo y que sólo permanecen de verdad los casos ya establecidos como RR. CC., AA. VV. o, un tanto atípicamente, FF. CC. (ferrocarriles, con F duplicada aunque ferro- no varía). Por otra parte, parece que sólo funciona bien cuando son dos o tres letras.
En los últimos años las abreviaturas y las siglas han dado un giro copernicano y es tiempo de reconsiderar las reglas. Yo ya escribo CDs y TVs, pues me parece un plural gráfico conciso, díafano, legible y reconocible. El hecho de que a los ingleses se les haya ocurrido antes no es razón suficiente para rechazarlo. Más bien al contrario, en español las abreviaturas han tenido siempre plural, y su ausencia puede denotar un galicismo, ya que en francés son invariables.
La regla académica, que cada cual juzgará, es que las siglas, como en el francés, son invariables. ¿Cómo saber si un cartel que dice «PC de oferta» se refiere a uno o a varios? ¿Y «congreso de ONG»? Una norma ortográfica no debe ser obstáculo a la comunicación: si por una norma ortográfica se resiente la capacidad de comunicación, esa norma hay que revisarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario