lunes, 18 de mayo de 2009

Sigla

Una sigla es el proceso de creación de a partir de cada inicial de los términos principales de una expresión compleja. Se habla de sigloide, y no sigla, cuando se incorporan más de un grafema de un término o grafemas de términos secundarios o ambos.
Ejemplo de una sigla legítima es, Organización de las naciones unidas, porque se ha tomado la inicial de los tres términos principales (Organización, naciones y unidas) y no de los secundarios (de y las), términos principales son, y mientras que secundarios son los independientes:, y
Un ejemplo de sigloide que incorpora varios grafemas de un término es, Red nacional de ferrocarriles españoles. Un ejemplo de la incorporación de términos secundarios es, pequeña y mediana empresa.
Pronunciación
Las siglas y sigloides trascienden el lenguaje escrito, es decir, siempre se pueden pronunciar siguiendo su escritura. Por ejemplo podemos leer pronunciando la sigla, [óv-ni], o desarrollándola, [ob-jé-to vo-la-dór no i-den-ti-fi-cá-do].
Sin contar la pronunciación de la expresión desarrollada, que no es sigla, las siglas tienen dos modos de pronunciación: deletreo y silábica. El deletreo es sencillamente pronunciar el nombre de cada letra (o grafema):, [o-e-ne-jé]. La pronunciación silábica es la que lee la sigla como una palabra, [jásp]. Esta última surge automáticamente siempre que el hablante sea capaz de pronunciarla según la fonética de su lengua, lo que produce una "sensación de familiaridad". Por ello, procurando que el hablante se sienta cómodo se crean los sigloides, que integran grafemas con el objetivo de facilitar la pronunciación y evitar el deletreo, deformando el concepto de sigla.
Esta distinción entre pronunciaciones ha llevado a algunos lingüistas a hablar de siglas silábicas (JASP) y siglas consonánticas (ONG), aunque sigue habiendo otros que prefieren recurrir a la palabra "acrónimo" considerando: literación (ONG, lectura deletreada, traduciendo el concepto inglés initialism) y acrónimo (JASP, pronunciado como una palabra).[3] La palabra acrónimo es de significado sorprendentemente equívoco por la importación solapada de conceptos extranjeros (véase
La pronunciación de la sigla indica su mayor lexicalización, su mayor incorporación al léxico habitual, mayor en las siglas pronunciadas (que la lingüista tradicional llamaba acrónimos), después en las deletreadas. Por ello en bastantes casos la extrañeza del significado de una sigla hace que convenga desarrollarla para que el receptor entienda el mensaje, por ejemplo pocos comprenderían el significado de las siglas PUR, Partido Ucraniano Revolucionario.

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